Efectos y daños de la pornografía
Desde que nació la revista
Playboy en los años 50, la sociedad en general poco a poco se ha vuelto más
tolerante a la pornografía, pero no sin graves consecuencias. Los investigadores
han mostrado que exponerse regularmente a la pornografía puede conducir a
violaciones y al abuso sexual a los niños. En un estudio realizado, 86% de los
violadores convictos confesaron haber usado regularmente la pornografía, y 57%
de ellos admitieron que trataron de revivir una escena pornográfica durante la
violación. [1] El mismo estudio reveló que 87% de los que abusaron de niñas y
77% de los que abusaron de niños usaban regularmente la pornografía fuerte. [2]
Otro estudio reveló que «51% de los estudiantes masculinos expuestos a la
pornografía violenta indicaron que considerarían la posibilidad de violar a una
mujer si pudieran evitar las consecuencias». [3]
En un sentido más
general, la pornografía tiene un efecto perjudicial en las actitudes públicas
sobre las relaciones sexuales. Las desvaloriza sacándolas del contexto
matrimonial y despojándolas de toda conexión emocional. Fomenta una perspectiva
de las relaciones sexuales que es informal, impersonal y a veces violenta.
La pornografía es
responsable de divulgar la mentira de que las mujeres están disponibles
instantáneamente para satisfacer las exigencias sexuales de los hombres. En la
mayoría de los casos, presenta a las mujeres como objetos sin inteligencia que
sólo existen para cumplir los caprichos sexuales de todos los hombres. Además
propaga una perspectiva degradante tanto de las mujeres como de los hombres
porque los presenta como si no fueran otra cosa más que animales interesados en
el sexo.
La pornografía también es
perjudicial para los matrimonios, ya que, contrariamente a lo que algunos
quisieran hacernos creer, el material sexualmente explícito no mejora las
relaciones sexuales entre los esposos. La pornografía crea exigencias no
realistas sobre la frecuencia de las relaciones sexuales, los actos sexuales
específicos, y la naturaleza de la respuesta sexual de una mujer, para mencionar
sólo algunas. La vida real raras veces es como lo que representa el falso mundo
de la pornografía. Y cuando un esposo exige que la realidad imite a la fantasía,
las relaciones sexuales se vuelven vacías para él y degradantes para su esposa.
Al final, ambos sienten resentimiento y menos interés en tener relaciones
sexuales entre sí.
Efectos psicológicos
El psicólogo Edward
Donnerstein (Universidad de Wisconsin) encontró que una breve exposición a
formas violentas de pornografía pueden llevar a actitudes y comportamientos
antisociales. Los espectadores varones tienden a ser más agresivos hacia las
mujeres, menos sensibles al dolor y al sufrimiento de las víctimas de
violaciones, y mucho más dispuestos a aceptar varios mitos acerca de la
violación. [4]
Los investigadores han
encontrado que la pornografía (especialmente la pornografía violenta) puede
producir un conjunto de efectos indeseables, como la violación y la coerción
sexual. Específicamente, encontraron que esta exposición puede llevar a un mayor
uso de la coerción o la violación, [5] un aumento de las fantasías acerca de la
violación, [6] y una desensibilización ante la violencia sexual y una
trivialización de la violación. [7]
En un intento por aislar
el papel de la violencia como algo diferente del sexo en las situaciones
inducidas por la pornografía, James Check (Universidad de York, en Canada) llevó
a cabo un experimento donde los hombres eran expuestos a diferentes grados de
pornografía, algunos violentos y algunos no. Todos los grupos exhibieron el
mismo cambio de actitud, a saber una mayor inclinación a usar la fuerza como
parte del sexo. [8]
En un estudio, los
investigadores Dolf Zillman y Jennings Bryant investigaron los efectos de la
pornografía no violenta en la crueldad sexual y en la trivialización de la
violación. Demostraron que la exposición continua a la pornografía tenía efectos
adversos sobre las creencias acerca de la sexualidad en general y sobre las
actitudes hacia las mujeres en particular. También encontraron que la
pornografía desensibiliza a las personas hacia la violación como una ofensa
criminal. [9] Estos investigadores encontraron también que la exposición masiva
a la pornografía alienta un deseo por materiales cada vez más aberrantes que
involucran violencia (sadomasoquismo y violación). [10]
Dolf Zillman midió el
impacto de ver pornografía en los puntos de vista de los sujetos acerca de lo
que constituye una práctica sexual normal. El grupo que vio la mayor cantidad de
pornografía dio estimaciones mucho más altas de la incidencia del sexo oral, el
sexo anal, el sexo grupal, el sadomasoquismo y la bestialidad que los otros dos
grupos. [11]
Un estudio demostró que
la pornografía puede disminuir la felicidad sexual de una persona. [12] Los
investigadores encontraron que las personas que estuvieron expuestas a la
pornografía no violenta informaron una menor satisfacción con la apariencia
física, el afecto, la curiosidad y el desempeño sexual de su pareja sexual.
También estaban más inclinadas a asignar una mayor importancia al sexo sin un
compromiso emocional.
En un estudio que cubrió
los Estados Unidos, los investigadores Larry Baron y Murray Strauss, de la
Universidad de New Hampshire, encontraron una fuerte correlación estadística
entre el nivel de distribución de revistas pornográficas y el nivel de
violaciones. [13] Encontraron que en estados de alto nivel de circulación el
nivel de violaciones también eran alto. Y en estados con bajo nivel de
circulación, el nivel de violaciones tendía a ser bajo también.
Por supuesto, una
correlación estadística no prueba que la pornografía provoque violaciones.
Ciertamente no todo el que consume pornografía se convierte en un violador. Y es
posible que la violación y el consumo de pornografía estén relacionados sólo
indirectamente a través de otros factores, como la permisividad social y
actitudes machistsas entre los hombres. De hecho, Baron y Strauss llegaron a
examinar algunos de estos factores en su estudio y no encontraron ninguna
correlación significativa.
Otros estudios
posteriores han tenido resultados similares. Los investigadores de la
Universidad del Estado de Ohio, Joseph Scott (un hombre que testifica
frecuentemente a favor de pornógrafos en los tribunales) y Loretta Schwalm,
examinaron aún más factores que Baron y Strauss (incluyendo la circulación de
revistas no sexuales) y no pudieron eliminar la correlación entre la pornografía
y las violaciones. [14]
El detective de la
policía estatal de Michigan , Darrell Pope, encontró que en el 41 por ciento de
los 38.000 casos de ataques sexuales en Michigan (1956-1979), se vio material
pornográfico justo antes o durante el crimen. Esto encaja con la investigación
hecha por el psicólogo David Scott, que encontró que "la mitad de los violadores
usaron pornografía para excitarse justo antes de buscar una víctima." [15]
Efectos sociales
Definir los efectos
sociales de la pornografía ha sido difícil, debido a algunas de las teorías
imperantes acerca de su impacto. Un punto de vista dice que en realidad cumple
una función positiva al actuar como una "válvula de escape" para los potenciales
agresores sexuales.
El proponente más famoso
de este punto de vista era Berl Kutchinsky, un criminólogo de la Universidad de
Copenhague. Su famoso estudio sobre la pornografía encontró que cuando el
gobierno danés levantó las restricciones sobre la pornografía, la cantidad de
crímenes sexuales disminuyó. [16] Su teoría era que la disponibilidad de
pornografía descomprime impulsos sexuales peligrosos. Pero cuando los datos de
su teoría de la "válvula de escape" fueron evaluados más extensamente,
comenzaron a ponerse en evidencia muchas de las fallas de su investigación.
Por ejemplo, Kutchinsky
no distinguió entre diferentes tipos de crímenes sexuales (por ejemplo,
violación, exhibicionismo, etc.) y, en cambio, los metió todos en la misma
bolsa. Esto en la realidad enmascaró un aumento en las estadísticas de
violaciones. Tampoco tomó en consideración que la mayor tolerancia hacia ciertos
crímenes (por ejemplo, la desnudez pública, el sexo con menores) puede haber
contribuido a una disminución de crímenes denunciados.
Probar la relación de
causa y efecto en la pornografía es prácticamente imposible porque éticamente
los investigadores no pueden hacer cierto tipo de investigaciones. El
investigador Dolf Zillman dice: "Los hombres no pueden ser colocados en riesgo
de desarrollar inclinaciones violentas mediante una gran exposición a la
pornografía violenta o no violenta, y las mujeres no pueden colocarse en riesgo
de convertirse en víctimas de dichas inclinaciones." [17]
Deborah Baker, una
asistente legal y directora ejecutiva de un grupo contra la obscenidad,
concuerda que probar contundentemente una conexión entre la pornografía y el
crimen sería muy difícil:
El argumento de que no
hay estudios reconocidos que muestren una conexión entre la pornografía y el
crimen violento es simplemente una cortina de humo. Quienes promueven esta
postura saben bien que nunca se hará esta investigación. Exigiría hacer un
muestreo de mucho más de mil varones que estén expuestos a la pornografía a lo
largo de la pubertad y la adolescencia, mientras que el otro grupo es aislado
totalmente de su influencia en todas sus formas y diversos grados. Luego, cada
grupo tendría que ser monitoreado durante la realización de los crímenes
violentos, si los realizan. Sin embargo, y a pesar de la falta de una
investigación formal, las propias estadísticas del FBI muestran que la
pornografía se encuentra en el 80 por ciento de los escenarios de crímenes
sexuales violentos, o en los hogares de los perpetradores.
[18]
No obstante, hay varias
estadísticas convincentes que sugieren que la pornografía sí tiene consecuencias
sociales profundas. Por ejemplo, de los 1400 casos de acoso sexual infantil en
Louisville, Kentucky, entre julio de 1980 y febrero de 1984, la pornografía
adulta estaba relacionada con cada incidente y la pornografía infantil con la
mayoría de ellos. [19] Las extensas entrevistas con los infractores sexuales
(violadores, infractores en casos de incesto, agresores sexuales infantiles) han
evidenciado un importante porcentaje de infractores que usan la pornografía para
excitarse antes o durante sus ataques. [20] Los oficiales de policía han visto
el impacto que ha tenido la pornografía en los asesinatos en serie. De hecho, el
consumo de pornografía es una de las características de perfil más comunes de
los asesinos en serie y los violadores. [21]
El profesor Cass
Sunstein, escribiendo en Duke Law Journal, dice que algunos actos
sexuales violentos contra mujeres "no habrían ocurrido si no hubiera habido una
circulación tan masiva de pornografía." Luego de citar datos transculturales,
concluye:
La liberalización de las
leyes sobre la pornografía en Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia y los
países escandinavos ha sido acompañada por un aumento en el nivel de violaciones
denunciadas. En los países donde las leyes sobre la pornografía no han sido
liberalizadas, ha habido un crecimiento menos marcado en las violaciones
denunciadas. Y en los países donde se han adoptado restricciones, las
violaciones denunciadas han disminuido. [22]
En su introducción a una
reedición del Informe Final de la Comisión sobre la Pornografía del Fiscal
del Estado, el columnista Michael McManus señaló que:
El FBI entrevistó a dos
docenas de asesinos sexuales en la cárcel que habían cometido múltiples
asesinatos. Un ochenta y un por ciento dijo que su mayor interés sexual estaba
en la lectura de pornografía. Representaban fantasías sexuales en personas
reales. Por ejemplo, Arthur Gary Bishop, condenado por abusar sexualmente y
matar a cinco niños pequeños, dijo: "Si en mis primeras etapas no hubiera tenido
a mi disposición material pornográfico, es muy probable que mis actividades
sexuales no hubieran escalado al nivel que alcanzaron." Dijo que el impacto de
la pornografía en él fue "devastador . . . Soy un homosexual pedófilo condenado
por asesinato, y la pornografía fue un factor determinante en mi ruina."
[23]
El Dr. James Dobson
entrevistó a Ted Bundy, uno de los asesinos en serie más notorios de esta
nación. El día antes de su ejecución, Ted Bundy dijo que "las formas más dañinas
de pornografía son aquellas que involucran la violencia y la violencia sexual.
Porque la combinación de estas dos fuerzas, algo que conozco demasiado bien,
genera un comportamiento que es simplemente demasiado terrible para describir."
[24]
Notas
1.
Diana Russell, "Against Pornography", p.147
2.
Ibid
3.
Tom Minnery, ed., "Pornography: A Human Tragedy", p.39
4.
Edward Donnerstein, "Pornography and Violence Against Women," Annals of the
New York Academy of Science, 347 (1980), 277-88.
5.
Edward Donnerstein, "Pornography: Its Effects on Violence Against Women," in
Malamuth and Donnerstein, eds., Pornography and Sexual Aggression (New
York: Academic Press, 1984).
6.
Neil Malamuth, "Rape Fantasies as a Function of Repeated Exposure to Sexual
Violence," Archives of Sexual Behavior, 10 (1981): 33-47.
7.
Linz, Donnerstein, and Penrod, "The Effects of Multiple Exposures to Filmed
Violence Against Women," Journal of Communication, 34 (1984): 130-47.
8.
James Check, "The Effects of Violent and Nonviolent Pornography," Department of
Justice, Ottawa, Canada, submitted June 1984.
9.
Dolf Zillman and Jennings Bryant, "Pornography, Sexual Callousness, and the
Trivialization of Rape," Journal of Communication, 32 (1982): 10 21.
10.
Zillman, Bryant, Carveth, "The Effect of Erotica Featuring Sadomasochism and
Beastiality of Motivated Inter-Male Aggression," Personality and Social
Psychology Bulletin, 7 (1981): 153-59.
11.
Dolf Zillman, "Effects of Prolonged Consumption of Pornography," a paper
prepared for the Surgeon General's Workshop on Pornography and Public Health,
Arlington, Va., 22-24 June 1986.
12.
Dolf Zillman and Jennings Bryant, "Pornography, Sexual Callousness, and the
Trivialization of Rape," Journal of Communications 32(1982): 15.
13.
Larry Baron and Murray Strauss, "Legitimate Violence and Rape: A Test of the
Cultural Spillover Theory," Social Problems 34 (December 1985).
14.
Joseph Scott and Loretta Schwalm, "Rape Rates and the Circulation Rates of Adult
Magazines," Journal of Sex Research, 24 (1988): 240-50.
15.
David Alexander Scott, "How Pornography Changes Attitudes," in Pornography:
The Human Tragedy, ed. Tom Minnery (Wheaton, Ill.: Tyndale House
Publishers).
16.
Berl Kutchinsky, "The Effect of Easy Availability of Pornography on the
Incidence of Sex Crimes: The Danish Experience," Journal of Social
Issues, 29 (1973): 163-81.
17.
Dolf Zillman, "Pornography Research and Public Policy," in Dolf Zillman and
Jennings Bryant, eds., Pornography: Research Advances and Policy
Considerations (New York: Academic Press, 1989), 387-88.
18.
Deborah Baker, "Pornography Isn't Free Speech," Dallas Morning News, 17
March 1989, Op. Ed. Page.
19.
Testimony by John B. Rabun, deputy director, National Center for Missing and
Exploited Children, before the Subcommittee on Juvenile Justice of the Senate
Judiciary Committee, 12 September 1984.
20.
W. Marshall, "Pornography and Sex Offenders," in Dolf Zillman and Jennings
Bryant, eds.,Pornography: Research Advances and Policy Considerations
(New York: Academic Press, 1989).
21.
"The Men Who Murdered," FBI Law Enforcement Bulletin, August 1985.
22.
Cass R. Sunstein, "Pornography and the First Amendment," Duke Law
Journal, September 1986, 595ff.
23.
Final Report, ed. McManus, xvii.
24.
Interview with Dr. James Dobson with Ted Bundy in Starke, Florida, on 23 January
1989.
Fuente: Basado en el
artículo The
Pornography Plague, de Kerby Anderson.
Tomado de: ¡basta de
pornografía!